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LA OVEJA EXTRAVIADA

JESUS el Buen Pastor

JESUS el Buen Pastor

EL BUEN PASTOR

 

“Apacienten el rebaño(grey) que Dios les ha confiado, (vigilando) no a la fuerza,

 sino con gusto (voluntariamente), como Dios quiere; y no por beneficios que puedan traerles (por mezquino afán de ganancia), sino con ánimo generoso; (de corazón) no como déspotas (tiranos) con quienes les han sido confiados, (los que os ha tocado cuidar)

 sino como modelos del rebaño rebaño(grey)”.

1 Pe 5, 2-3

 

Introducción:

La palabra grey significa rebaño. De la palabra grey se derivan también las voces “congregar” que significa reunir en un grupo o congregación; “agregar”, que quiere decir añadir a un rebaño; y los verbos opuestos “disgregar” y “segregar”, que expresan separación.

Entres sus faenas más importantes, un pastor debe reunir a las ovejas y congregarlas en la grey. Esta función se le atribuye a Jesús y la realizan también quienes, en nombre del Buen Pastor, guían a sus hermanos en la comunidad.

 

I. JESUS, EL BUEN PASTOR

Jn 10, 11Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da su vida por las ovejas

 

La figura del Buen Pastor con la cual JESUS se identifica puede ayudarnos HOY a descubrir rasgos pocos explorados de nuestra vocación de pastores.

Yo soy el Buen Pastor”. Una forma grafica de explicarnos como cuida Dios de nosotros. Este cuidado no se reduce a guiar, hablar y enseñar, sino que llega al extremo: El Buen Pastor da su vida por las ovejas.

 

La  misión del Dirigente como Pastor es muy delicada en extremo:

a)     Exige mucho amor y mucha paciencia: Aquí estoy yo para cuidar personalmente de mi rebaño y velar por el. Ez  34,11.

b)     Valentía: No se intimida, ni se acobarda aunque sean muchos, baja a combatir   Is 31, 4.

c)      Competencia: Conoce bien el estado de tus ovejas preocúpate de tus rebaños  Prov 27, 23.

d)      Mansedumbre: Con gran humildad, amabilidad y paciencia, aceptándose mutuamente por amor. Ef 4, 2. 

e)      Prontitud de ánimo: Apacienten el rebaño, voluntariamente, de buena gana, como Dios quiere. 1 Pe 5, 2-3.

f)       Un gran sentido de responsabilidad: ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se extravía una de ellas,…  Mt 18, 12. 

 

Queridos hermanos el descuido de esta misión ocasiona graves daños a la comunidad: “El mal pastor lleva a la muerte incluso a las ovejas mas fuertes” Jer 50, 6-7.

La parábola de las diez vírgenes insiste en la importancia de estar preparados. Lo que distingue a unas vírgenes de otras no es si duermen o están en vela, sino si han preparado el aceite necesario para alimentar sus lámparas y poder así acompañar al esposo; es un aceite que no pueden compartir porque no es problema de cantidad, sino que se trata de reconocer al esposo.

 

II. JESÚS CONOCE A SUS OVEJAS

Es buena esta oportunidad para poder juntos analizar algunos comportamientos de Jesús como Buen Pastor. Esas conductas del Señor serán la base de las que cualquier pastor debe asumir en la guía del rebaño que Dios le ha confiado.

«Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mi; lo mismo que mi Padre me conoce a mi,  yo conozco a el  y doy mi vida por las ovejas»

Jn 10, 14-15.

 

Jesús nos conoce personalmente, por nuestro nombre. Esa es una hermosa realidad.

En la Biblia se habla del conocimiento que Dios tiene de los hombres. El Salmo 138  Dios lo sabe todo, nos dice que el creador nos conoce desde que se estaba tejiendo nuestro cuerpo en las entrañas maternas. El sabe en detalle toda nuestra vida, nuestras entradas y salidas, estemos sentados o estemos de pie, sea de día o de noche, que vayamos a las alturas o a los abismos, El conoce nuestros pensamientos antes que nuestros labios los puedan expresar.

El es el que todo lo crea, el que todo lo sabe, el que todo lo puede, el que todo lo da y todo lo perdona. El es el Pastor que conoce su rebaño. Esa revelación que el A.T. hizo del Padre Celestial, el N.T. la aplica a Jesús, el Buen Pastor.

 

Importancia de conocerse

El Dirigente como Pastor debe vivir un amor personal y obtener un conocimiento íntimo del Buen Pastor que les permita irlo reconociendo; y ese amor personal ciertamente no puede improvisarse a última hora como en la Parábola de las diez vírgenes.  No podemos amar a quien no conocemos.

En las relaciones humanas es muy importante conocer a las personas, saber sus nombres, de modo que quien se encuentre con esa persona pueda hablarle llamándola apropiadamente.

Esta es una excepción, porque el mundo actual favorece el anonimato. Las personas se hunden en la marea humana, en donde nadie es conocido ni nadie conoce.

Quizá muchos hayan percibido expresiones de agrado o las de sorpresa que manifiestan algunas personas cuando un desconocido las llama por su propio nombre.

 

III. MIS OVEJAS ME CONOCEN A MÍ.

«… las ovejas lo siguen, pues conocen su voz» Jn 10, 4.

 

Los discípulos de Jesús conocen su voz. No solo su llamado, el silbido con que convoca su rebaño, sino que conocen a Jesús y creen en El: en su divinidad y su humanidad, en su vida y su doctrina, en su amor y su misericordia, en su sabiduría y su poder.

Maria Magdalena escucho la voz inconfundible de su Pastor. Jn 20, 16, como lo reconocieron los dos discípulos que iban a Emaús. Lc 24, 30-31, como se dio cuenta el discípulo amado que era Jesús el desconocido que hablaba desde la playa y orientaba a los siete pescadores frustrados que estaban pasando la noche en vano. Jn 21, 7.

 

Esta experiencia fue similar a la de Pablo cuando caído en tierra, escucho: “Yo soy Jesús, a quien tu persigues” He 9, 5.

Esa es la misma experiencia espiritual que podemos tener hoy los Dirigentes que siguen a Jesús, que escuchan en el corazón la voz del Pastor y reconocen que es El quien los ha llamado para esta abnegada responsabilidad, para que estén con El y caminen con El. Y Apacienten el rebaño (la Zona) que El les confiara.

 

IV. El AMOR se hace COMPROMISO

“Qué tengo yo que mi amistad procuras. Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de nieve pasas las noches del invierno obscuras.

¡OH cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí!”.


Dios ha querido hacerse hombre para ver si era capaz de conmovernos el corazón y así poder entrar en nuestra vida. Cristo toca el corazón de todos los hombres para que seamos capaces de abrirle, seamos capaces de escucharle, seamos capaces de amarle. Pero Cristo sólo entra en nuestra vida cuando nosotros se lo permitimos.

 

El amor es, necesariamente, compromiso. Por eso Dios se compromete en su Hijo, se nos da en su Hijo, Dios se encarna en su Hijo. Porque el amor de Dios es compromiso, el nuestro también tiene que serlo. En primer lugar, compromiso con Dios; en segundo lugar, compromiso con los demás; y en tercer lugar, compromiso con nosotros mismos.


Él AMOR es la llave con la cual El Buen Pastor abre nuestro corazón.

Porque solamente cuando el hombre es capaz de amar profunda y auténticamente a Dios, es capaz también de amar profunda y auténticamente a sus hermanos. Cuando un hombre no es capaz de amar a Dios, qué difícil es que sea capaz de amar a otro hombre. Si no soy capaz de sentir compasión de Dios que por mí se hace Hombre, ¿Voy a poder sentirla por un hombre como yo?

Si fuéramos capaces de romper con el egoísmo, al mismo tiempo romperíamos con muchas de nuestras opresiones internas, porque como dice el Papa Juan Pablo II: “El hombre no puede vivir sin amor”.

 

El amor es un compromiso serio, claro y exigente. Por eso cada vez que eludo el compromiso, eludo el amor. Cuando no me comprometo, en el fondo, es que en mí hay egoísmo. Estas palabras pueden sonar muy fuertes, pero nos tiene que animar la certeza de que el hombre es la única creatura capaz de rescatar cualquier situación de su vida.

No hay ninguna situación que no sea rescatable cuando en la persona humana hay esa voluntad, ese deseo.


El Compromiso auténtico tiene tres características: Coherencia, Sinceridad y Exigencia.

A la Madre Teresa en una entrevista le preguntaron que era la coherencia. Ella respondió: “La coherencia es el camino del que Dios se vale muchas veces para atraer a otros a la fe

Es una gran verdad: Un Pastor que lleva una vida coherente con sus propias convicciones atrae profundamente a muchos y mereces el respeto de todos.

Cuando el dirigente es sincero y exigente con el mismo, es auténticamente comprometido, auténticamente amante y auténticamente libre.

 

De esta misma manera, la Comunidad es la que compromete, la que transforma, la que consume. Si queremos sanar nuestro corazón y los corazones de los que nuestros hermanos tenemos que asumir un compromiso como el de Dios: serio, claro y fuerte. No nos queda otro camino más que el compromiso auténtico, sincero y exigente.

Lograrlo no es fácil, porque todos somos conscientes de que aunque nos digan las cosas, no las hacemos; aunque sepamos cómo llevarlas acabo, sólo hacemos aquellas que nos gustan. Sin embargo, en la medida que estemos dispuestos a hacer coherentes con nuestro compromiso, nuestro amor será auténtico, porque estaremos haciendo que nuestra vida se consuma dando luz.

 

El signo característico del Pastor es el amor: El amor a Dios y el amor a los hermanos.

Es la única prueba convincente de que Él sigue vivo: En nuestra Comunidad Bodas de Cana, en nuestras familias, cada uno de nosotros vivamos con tanto amor y entrega servicial, que los demás sientan ganas de unirse a nosotros. Que ellos sólo puedan explicarse nuestra entrega, admitiendo que El Buen Pastor se ha hecho vivo de nuevo en nosotros.

 

1 Jn 4, 20

“Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” 

 

El amor a Dios se presta a muchas ilusiones, a mucha imaginación. Pero el amor a nuestros hermanos es extraordinariamente realista.

Podemos saber en cualquier momento en que punto nos encontramos. Así nuestro amor a los demás es nuestra manera concreta de entrar en el amor a Dios. El prójimo es Cristo al alcance de nuestro amor. No amamos verdaderamente a Cristo, si no lo amamos en el hermano.


Ese amor fraternal es el gran signo del Dirigente, el único testimonio que aceptan los demás, la única invitación convincente para los de afuera.

Así ya ocurrió con los primeros cristianos. He 4, 32-35  Vida en Comunidad

“En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo, y nadie consideraba como propio nada de lo que poseía, sino que tenían en común todas las cosas”. Por eso “no había entre ellos necesitados”.

 

Este testimonio de amor no podía explicarse más que porque el Buen Pastor seguía viviendo en cada uno de ellos. Esa misma actitud la exige también el profeta Isaías: “Comparte tu pan con el hambriento y recibe en tu casa a los pobres sin techo; cubre al que veas desnudo y no te desentiendas de tu hermano. Entonces irrumpirá tu luz como la aurora.”

Con ese amor generoso actúa aquel que quiere ser un Dirigente fecundo del Buen Pastor en Bodas de Cana.

 

Nuestra tarea queridos hermanos Dirigentes, futuros Pastores consiste: En buena parte, en hacer alegre y amable el camino que lleva al encuentro con el Buen Pastor. Si actuamos así, muchos se animaran a seguirlo, y a llevar la alegría y la paz del Señor a otros hombres con su testimonio. Cuando sucede esto nuestros hermanos tienen mas confianza, están mas gozosos, el campo esta dispuesto para la siembra. Pues sus corazones están abiertos como una tierra fértil, para recibir el blanco trigo de nuestras palabras como: Dirigentes y Pastores.

 

Una de las gracias mayores que El Buen Pastor nos puede dar a la Comunidad es tener claro el camino que nos conduce a El y contar con un gran números de Dirigentes que nos ayuden a salir de nuestros desvíos y errores para retornar de nuevo al sendero bueno y recuerden: “Nada por fuerza, todo por Amor”  San Francisco de Sales

 

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